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Alguna vez volveremos a ser la punta en la montaña

Mónica Arreola

La geografía nos comunica: un paisaje, y el paisaje a partir de la relación que coexiste entre el tiempo y el espacio: una transformación.

 

Explorar una superficie texturizada nos permite encontrar casualidades, efectos, deseos y misterios que nos vinculan entre nosotros, y la suma de elementos naturales nos revela una geografía antiestática, el paso del tiempo deja al descubierto capas nacientes de un territorio en formación vulnerable.

 

Un territorio montañoso nos propone zonificaciones mayúsculas, frente a él nos medimos como un espectador deseando llegar a lo inalcanzable, por ejemplo: la punta de una montaña. Topografías lejanas y silenciosas que en algún momento despuntaron de lo invisible y pequeño para dar forma y origen a una nueva geograficidad.

 

A partir de modelos construidos en cerámica, Juan Villavicencio concibe minerales que se transforman en rocas inexistentes y dan origen a nuevas formas tridimensionales, ascendentes y amor- fas. Cada prototipo cerámico de Villavicencio son un imaginario propio, colorido y brillante.

 

En el caso de Fernanda Uski, a partir de lo bidimensional, nos presenta poligonales fragmentadas, bruscas y delicadas, en ellas observamos vetas que se unen una con otra para generar una erosión multicolor, los trazos de Uski nos sugieren análisis y construcciones de zonificaciones, en ellos percibimos el despegue de finos altozanos o zonas en riesgo.

 

Con “Alguna vez volveremos a ser la punta en la montaña” Fernanda Uski y Juan Villavicencio nos proponen un paisaje a punto de elevarse, construyen ficciones entre formas germinantes y multicolor, la suma de las formas de Villavicencio y los trazos de Uski se unen en silencio para determinar una atmósfera y una creación cíclica. 

Texto publicado para la exhibición Alguna vez volveremos a ser la punta en la montaña, 2015.

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